Aroma
de nardos y sangre
Cuan
vestigios de un cadáver a punto de ser cremado, se pierde en la inmensidad del
tiempo la vida que una ves respiro el aroma de exquisitos nardos, una sensación
de placer que recorre hasta el fondo de el alma como expiando sus culpas,
purificando la putrefacción de vidas
pasadas; como las aguas de un manantial que acarician piedras y minerales una pulsión que nace del
cuerpo solo cumple la función de engañar al espíritu haciéndole creer que este será
purificado, mientras el excremento abstracto de una pseudo racionalidad solo llena un vació
existencial que llevan a este ser al exterminio de su propia realidad, la cual
nunca estuvo ahí, pero es algo en el espacio y en el tiempo, al menos así lo
nota, pues tiene la suerte de percibirlo, de ser algo, de existir; aunque es
una lucha contra el mundo, es feliz así, pues no le atan cadenas a una realidad
inexistente; no sabe que su vida poco a poco se consume en la línea del tiempo,
pues solo ve lo que tiene la libertad de ver, pero esto ya es mucho mas que
otros pensamientos encadenados a su propio ser; así continua una larga travesía
de imágenes y experiencias que paso a paso desangran su cuerpo pero
paradójica mente llenan su alma, su objetivo es reencontrar un amor que nunca
encontrara, un amor que esta condensado en lo mas profundo de su ser, pero
siente que tiene que encontrarlo por que así lo determina el deseo, así lo
determina sus pensamientos, el se siente libre, no se puede juzgarlo, mientras
yace en el rincón de un manicomio,
ensangrentado por el cuchillo que tomo en la cocina, pues era el único camino
de encontrar a su amor, de recuperar un vago vació perdido en recuerdos difusos;
afuera el paisaje es nubloso, como un otoño medieval lleno de hojas grises y
marchitas, se respira una tensa calma, como predestinando la llegada de la tan
respetada dama de negro y su trágico desenlace ; por un momento su alma
fragmentada ya no siente dolor, ya esta en calma, pues antes del ultimo hálito
de vida le es dado el premio que buscaba; surge una imagen y una percepción reprimida o
duplicada, qué más da, era lo único que podría conectarlo con ese instante de
realidad; el aroma de nardos y en el jardín
y la silueta un hombre atléticamente robusto, y en un instante de realidad existencial
reconoce que este es su padre lloroso, agarrando una daga antigua, arrodillado
junto a su amada que yace en un charco de sangre.
(Sharbel Yohangel)
/Imagen tomada de la pagina de Facebook "ni nardos no caracolas" una interesante pagina de poemas les recomiendo visitarla/
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